Hacer ejercicio de alta intensidad podría ayudar a combatir el cáncer, ya que la subida de la adrenalina moviliza a las llamadas «células asesinas» que destruyen los tumores, según reveló un nuevo estudio desarrollado por científicos de la Universidad de Copenhague (Dinamarca),  que fue publicado este martes en la revista Cell Metabolism.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 16 de febrero de 2016, (D58).- Un equipo de científicos, liderado por Pernille Hojman, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), extrajo esa conclusión tras comprobar que los ratones que corren en la rueda  giratoria son más capaces de combatir los tumores (hasta una reducción del 50 %) que los ratones menos activos.

La subida de adrenalina que provoca la actividad física de alta intensidad contribuye a movilizar las células NK, las «células asesinas» del sistema inmunitario que destruyen las células cancerígenas.

Hojman explicó en un comunicado, que «se sabía que la infiltración de células NK puede controlar y regular el tamaño de los tumores, pero nadie había investigado cómo el ejercicio ayuda a regular el sistema». 

Los investigadores inyectaron a los ratones adrenalina como la que libera el ejercicio y observaron que  las «células asesinas»  se movilizaban en el flujo sanguíneo y atacaban los tumores de pulmón, hígado o piel implantados en los ratones.

«Una de las preguntas que los pacientes con cáncer se hacen siempre es cómo deben ejercitarse y si pueden hacer cualquier tipo de ejercicio», apuntó Hojman.

Agregó que «hasta ahora, ha sido difícil aconsejarles sobre la intensidad a la que deben ejercitarse, pero nuestros datos sugieren que sería beneficioso ejercitarse a una intensidad alta para provocar un pico de adrenalina y así reclutar a las células NK». 

El equipo investigador admite, no obstante, que es necesario estudiar aún con más profundidad los efectos del ejercicio en la metástasis y en la longevidad, además de comprobar si lo observado en ratones se confirma en humanos.

Hojman propuso explorar el impacto que tiene en los tumores la combinación del ejercicio y los tratamientos contra el cáncer.

Redacción: D58/ Efe
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Investigadores observaron en vivo el nacimiento de un cáncer en un animal, desde la primera célula afectada, y continuaron durante su propagación, una novedad que podría ayudar a comprender mejor el melanoma, un cáncer agresivo de la piel.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 29 de enero de 2016, (D58).- El trabajo, publicado en la revista estadounidense Science, puede abrir la vía a nuevos tratamientos dirigidos al tumor antes de que comience a desarrollarse.

El doctor Charles Kaufman, investigador del Laboratorio Zon en el Hospital de Niños de Boston y autor principal del estudio, explicó que descubrieron que «el cáncer se desencadena tras la activación de un agente carcinógeno o la pérdida de un gen supresor de tumores, lo que puede ocurrir cuando una sola célula vuelve al estado de célula madre».

En este proceso intervienen varios genes, a los que se podría apuntar para prevenir el cáncer cuando empieza a desarrollarse, dicen los investigadores. Para este estudio, utilizaron al pez cebra, un importante modelo de estudio debido a que sus embriones son transparentes, para rastrear el nacimiento de un melanoma. Todos los peces utilizados en este trabajo habían sido manipulados genéticamente para ser portadores de una mutación cancerígena humana que se encuentra en la mayoría de los lunares. 

Los autores modificaron estos peces cebra para que las células se iluminaran verde fluorescente si un gen llamado «crestin» se activaba. Esto indica la activación de un programa genético característico de las células madre. Estas células, de alguna manera vírgenes, pueden crear todos los tejidos y órganos del organismo.

«Vimos los puntos fluorescentes verdes en algunos de estos peces, y todos a los que seguimos luego se convirtieron en un 100% en casos de tumores cancerosos», dijo Leonard Zon, director de laboratorio de investigación de células madre en el Hospital de Niños de Boston, otro de los autores de este descubrimiento.

Los investigadores constataron que estas primeras células cancerígenas son similares a las que en las células madre forman los melanocitos que pigmentan la piel.

Una célula entre las decenas de millones que se hallan en un lunar se convertirá en un melanoma, estima Kaufman. Por lo que los investigadores creen que su descubrimiento podría permitir el desarrollo de nuevas pruebas genéticas para determinar si los lunares sospechosos podrían convertirse en cancerígenas y producir también tratamientos para evitar que evolucionen como cáncer.

Redacción: AFP
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