Con un arsenal de baladas melancólicas y una retahíla de halagos, el cantautor mexicano Marco Antonio Solís sedujo al público que colmaba el anfiteatro de la Quinta Vergara durante la primera jornada del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. El público no dudó en premiarlo con la Gaviota de Plata y, a los pocos minutos, con la Gaviota de Oro.
Viña del Mar, Chile, 22 de febrero de 2016 (D58).- Su quinta presentación en el Festiva de la Canción hizo vibrar a sus fanáticas, quienes lo ovacionaron en todo momento.
Solís, también conocido como «El Buki», se entregó este lunes a una enfervorizada audiencia a la que invitó a recorrer sus éxitos y a moverse de forma acompasada al ritmo de sus temas de tonos aterciopelados.
El mexicano saltó al escenario de la Quinta Vergara acompañado de una orquesta de cámara formada por 15 músicos y coristas que fueron los encargados de insuflar un aire sinfónico a su espectáculo.
Ataviado con una americana de tejido metalizado, el mexicano entonó sin cesar «Sin pensarlo», «Cuando te acuerdes de mí» y «Si te pudiera mentir».
«Gracias a ustedes por su presencia, por llegar a la Quinta Vergara, gracias de corazón por su apoyo: un abrazo del alma. ¡Gracias chile!», manifestó el cantante que abrió este lunes el festival seguido por 150 millones de espectadores alrededor de todo el planeta.
Con más de 20 millones de discos vendidos, llamado «poeta de pueblo» es uno de los artistas latinos de mayor éxito en las últimas décadas, que cuenta, entre otros, con cinco Grammy latinos y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
El tema «Tú me vuelves loco» consiguió arrancar al público de sus sillas y contagiarlo de un movimiento salsero que se acentuó cuando dos bailarinas de cortas minifaldas subieron al escenario.
«Esta canción la dedico a todo mi público fiel y de la tercera edad», señaló el músico que acto seguido entonó «Donde estará mi primavera», canción que varias representantes del sector femenino y de edad avanzada corearon con los ojos cerrados y las manos en el corazón.
Algunas de ellas asistieron al concierto ataviadas con los típicos sombreros mexicanos, pancartas con alusiones amorosas y fotografías del carismático artista a todo color.
El cantautor sabe que ellas conforman su público más leal y por eso no pierde la oportunidad de agasajarlas con elogios y mensajes de afecto y cariño.
Solís repasó también algunos de los grandes éxitos de su más reciente disco «Por amor a Morelia», una producción con la que volvió a sus raíces musicales y rindió homenaje a los paisajes de su tierra en Michoacán.
Durante un par de canciones, el icono de la música popular mexicana, que tiene casi 40 años de carrera, 20 discos y 300 canciones a sus espaldas, se atrevió con una batería plateada que presidía el centro del escenario y que acompañaron cuatro bailarinas de pelo afro y rubio platino.
El mexicano también le puso algo de alma chilena a su «Yo vendo unos ojos negros», una ranchera que cantó acompañado de unas bailarinas vestidas como huasas, el traje folclórico del país austral, y que él bailó con una bandera chilena a sus hombros.
«Cada vez que vengo a Chile se me hace grande el corazón, y cantarles en Viña es una bendición», cantó este embajador del amor.
Con el clásico «Si no te hubieras ido» y la salsera «Más que tu amigo», el artista se despidió del escenario y demostró que la música mexicana sigue calando hondo en el país austral.
Marco Antonio Solís fue el encargado de abrir la primera velada de la 57 edición del festival, que finalizó con las baladas de ritmos caribeños del venezolano Ricardo Montaner.
Redacción: Júlia Talarn Rabascall / EFE
Edición: Villasmil, Henry
Fotos: EFE