Gladys Vera: Su voz es una fuente divina
«Tu voz hace un imperio en el espacio. Esa sonrisa como estandarte al frente de tu vida». Vicente Huidobro (Chile 1893-1961).
Maracaibo, Zulia, Venezuela, 13 de mayo 2013 (D58).- Su presencia tiene esplendor, ella encarna el perfecto balance entre sensualidad y el más elevado misticismo. Es una mujer ángel. Su tez blanca refleja una luz rosa. Su sonrisa serena, sabe reclamar miradas. Somete a los espectadores, los pone a derecho de su gracia. Su voz es la corona de su grandeza. Esa dama es Gladys Vera, la cantante más reconocida del género gaitero.
Gladys Mercedes Vera Mora nació el 4 de julio de 1949 en el sector La Hoyada, donde tuvo su sede la primera hidrológica de la ciudad, hacia el final de la avenida Bella Vista. Maracaibo aún recordaba a los aguadores y su recua de asnos, llevando las botijuelas a las casas de barro reseco.
Como todas las muchachas zulianas, ella comenzó a participar en las veladas familiares, le gustaba ejecutar el furro, el instrumento insignia de la gaita. A principios del decenio 1960 ingresó al conjunto Santa Canoíta con ese rol de percusionista poco usual para una fémina. Por esos años, recibía la influencia de grandes cantoras del género: Altagracia Vílchez, Raiza Portillo, Betty Alvarado.
En 1966 ingresó a Santanita, conjunto creado el 26 de julio de 1964, día de Santa Ana, de allí su nombre. Participó junto a sus hermanos Oswaldo Vera y Miguel Mora. Solía actuar en Los Alisos y en la fuente de soda El Naranjal, allí comenzó su estelar trayectoria como solista, sustituyendo a su mentora Raiza Portillo, quien había sonado en todo el país con los temas «La bella del tamunangue», «Las campanas de San Juan» y «El gavilán».
En 1973 pegó el tema «Yo soy la gaita», en 1974 logró el primer premio en El Festival de gaitas Virgilio Carruyo, con el tema «Mi orgullo» de Astolfo Romero. Ese fue el primer aldabonazo para anunciar su carrera llena de éxitos, comenzó así, su saga de triunfos. Le siguieron gaitas de gran calidad, como «Estampas» de la autoría de Astolfo Romero:
«Se solía emperifollar
la vieja María Dolores
cuando con furros
y tamboras a su casa llegaban
era la abanderada
y una gaita le iban a dar».
(Romero, 1979).
En 1976 «Amor marginal», la danza de Víctor Hugo Márquez que retrata a la mujer marginada y abusada de las barriadas venezolanas de entonces:
“Tenía yo quince años
veinticinco vos
y con picardía
nos decíamos adiós
por la puerta del racho
pasabas mirón
me echabas piropos
y me hablabas de ilusión.”
(Márquez, 1976).
Ese mismo año graba uno de sus temas más relevante: «La antorcha» de la autoría de Simón García, una sublime protesta contra la antigua planta El Tablazo ubicada en los Puertos de Altagracia, un complejo petroquímico altamente contaminante. Su obsoleta planta de cloro-soda vertía desechos al lago y emanaba gases malignos que produjeron graves daños a la población zuliana, especialmente a los habitantes del pueblo mirandino El Hornito:
«Mira como altiva
se levanta al cielo
hiriendo tus noches
su resplandecer,
antorcha que humilla
que es escarnio
felonía permanente
luz incandescente
que engaña a la gente
con brillo oropel».
(García, 1976).
A partir del año 1999, el Gobierno Bolivariano comenzó la recuperación y modernización de ese complejo, ahora llamado Ana María Campos, controlando por completo su actividad, garantizando procedimientos ecológicos.
El conjunto Santanita tenía como principal distinción sus coros polifónicos, los arreglos vocales realizados por su hermano Oswaldo Vera. Respaldados por una percusión de alto nivel ejecutada por Hugo Bohórquez, Diógenes Madrid, William Caraota Molina, Juan Carlos Viloria, Antonio Espina «El Mandril». Y la armonía vanguardista a cargo de José Luis Suárez, Edwin «Sopita» Carrasquero y Sundín Galué. Sus compañeros cantantes fueron Cheo Beceira, Astolfo Romero, Danelo Badell, Ricardo Hernández, Alberto Carruyo, Sundín Galué, Marvin González, Hermilo Suárez, Chuchín Ferrer, José Isea, Jhonny Campos, Perucho Espinoza, Ramón Rosado, Carlos Méndez y Alberto Villasmil.
Siguieron apareciendo sus éxitos en las carteleras del país, Gladys Vera sonaba en las emisoras de occidente, pegó los temas «Galante y coqueta», «Por eso gaita» en 1977 de Humberto Mamaota Rodríguez; «Mi gentilicio», «Latinoamericano» de Rafael Rodríguez en 1979, «Siempre estaré contigo» y «Anhelo» en 1980.
A finales del año 1979 una terrible noticia estremeció a la ciudad; Gladys es diagnosticada de lupus. En esos días de confusión e incertidumbre, se le realizó un gran homenaje donde participó todo el gremio gaitero, también participaron los comunicadores liderados por Henry José Chirinos. Ricardo Portillo le compuso el tema «Mis gratos recuerdos». Afortunadamente, su patología autoinmune, se hizo estacionaria, superó ese trance y pudo seguir desarrollando su gran pasión, el canto.
Con la gaita «Mi vieja plaza Baralt» participó en el Festival una gaita para el Zulia en 1985, patrocinado por Industrias Pampero, logrando una destacada figuración.
Junto a Neguito Borjas grabó un tema de despecho, en tiempo gaitero, que se quedó en la memoria colectiva, titulado «Cuando el amor se va», inserto en el álbum de Santanita de 1984:
«Te lo debo decir
tienes que comprender
yo no te quiero herir
pero debes saber
que ya mi corazón
pertenece a otro querer
no preguntes porqué
no encuentro una explicación
dime qué te he hecho yo
para esto merecer
si te he dado mi amor
y siempre te fui fiel
no puedes irte así
dime al menos quién es
¿quién te aleja de mi,
cuál es la otra mujer?»
(Borjas, 1984).
«Mi entrega» es otro tema romántico icónico, compuesto por Ricardo Portillo, ella lo grabó en 1991 con Maragaita. Con esa agrupación militó desde 1988 hasta la temporada de 1991. Al año siguiente pasó a Cardenales del Éxito y en su primera temporada con esa divisa graba «Fuente Divina», una danza con características de salmo, cuya letra es de Jesús Rizo y la música de Jorge Luis Chacín:
«Hermoso lago
hermosa fuente divina
lleno de plenitud y transparencia
viste nacer a mi China.
Fueron los peces
junto a las olas
los que llevaron la tabla
de nuestra Santa Patrona».
(Rizo y Chacín, 1992).
En esa década sonó en toda Venezuela con «Corazón y sentimiento», «Sangre gaitera» en 1995, «Lucero de amistad» acompañada por el coro de la iglesia San Ramón Nonato. Jesús Terán Chavín la solía presentar como «la monumental de la gaita» animando con gran talento, con mucha emoción, el público la recibía de pie.
En 1999 acompaña a Ricardo Cepeda en el lanzamiento de la agrupación Los Colosales. Participa en el tema «Cántame». En esa divisa se mantiene hasta la temporada 2001.
En paralelo Gladys grabó como invitada especial con la agrupación Birimbao «Juanita prendé el fogón» junto a Jerry Sánchez. Participó durante una temporada en Los Compadres del Éxito, y el cuatrista Douglas Isea la invitó a participar en su proyecto discográfico El Trabuco Gaitero en «Somos la gaita». Con la Orquesta Sinfónica de Maracaibo dirigida por Havid Sánchez realizó un gran concierto de gala, que más tarde se grabó.
El talentoso saxofonista y director de orquesta Juan Belmonte, escribió para ella «La suite gaitera» que tituló «Gladys Perpetuum», una oda a su extenso repertorio como solista. Se estrenó en el Teatro Bellas Artes el 4 de noviembre de 1994 con éxito resonante.
Gladys comparte sus días con Fernando Calzadilla, su esposo desde hace 30 años. Él es un militar retirado, hombre prendado de la gaita. En su hogar siempre suena su música, está lleno de sus recuerdos y sus preseas. Él le ayuda a organizar su agenda de visitas a los medios y sus actuaciones, con gran dedicación. Con Fernando comparte gustos sencillos: su predilección por la gastronomía zuliana, sus paseos por La Vereda del Lago, sus giras musicales.
Desde el año 2001 nuestra sempiterna reina de la gaita colabora con la agrupación Los Chiquinquireños. Con ellos ha grabado varios surcos para ofrendar a la Virgen Chiquinquirá, de la que se considera su hija. Logró notoriedad con el tema «Cuando habla mamá» de Víctor Hugo Márquez, grabado junto a Carlos González. Ella las define como gaitas oraciones, cargadas de gran expresividad y talento, con la misión de homenajear a la virgen de rostro moreno, la que nos identifica desde hace tres siglos.
Esa mujer elegante, que luce hermosos ropajes, y se cubre con chales señoriales, es la voz femenina referencial de la gaita venezolana: Gladys Mercedes, no sólo tiene título de reina, tiene andar y la pose natural de una reina. Como lo cantó el vate chileno Huidobro en su «Altazor»:
Si tú murieras
las estrellas a pesar de su lámpara encendida
perderían el camino
¿Qué sería del universo?
Espero que Gladys Vera siga ejerciendo su reinado gaitero por muchos lustros más, para la mayor gloria de nuestra música.
León Magno Montiel
Premio Nacional de Periodismo 2004
Director General de SUITE 89.1 FM
Publicado por: Redacción D58
el:
5/13/2013 08:52:00 a. m.
.
Categoría:
Crónica Semanal León Magno Montiel
,
Destacado
,
Especiales
,
Regionales
.
Portal Noticias Digital58, 2005-2016. Estos contenidos son para uso exclusivamente editorial. Queda terminantemente prohibida su reproducción con fines publicitarios o comerciales. Si desea utilizar el contenido de esta página web para cualquier otro fin, por favor contáctenos. C.E.: contacto@digital58.com.ve.
CONDICIONES DE USO
.
Leer más.
Muy cierto la mayoría de las cosas que se dice en esta compilación de Gladis Vera, una nota marginal nada mas, fue bautizada como la "eterna reina de la gaita zuliana" por
Henry José Chirinos y no por Octavio Urdaneta, al Cesar lo que es del Cesar. Y eso me consta porque lo recuerdo como si fuese ahorita, viví el momento del anuncio de Henry por Radio Calendario de donde fui operador de su programa Disjockey Gaitero