Los vuelos de «El Judío»: el intrépido piloto maracaibero


En marzo de 1929 se inicia la construcción del Aeropuerto de Maracaibo. Se escoge una zona de 100 hectáreas –un millón de metros cuadrados- ubicada en el partido de La Macandona, municipio Chiquinquirá, distrito capital del Zulia, enclavada en el fundo denominado San José de la Oliva, propiedad entonces del señor José María Camarillo.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 14 de mayo de 2015 (D58).- El Aeropuerto fue inaugurado con el nombre de «Grano de Oro» el 19 de diciembre de 1929. Incluyó su obra la avenida de acceso de asfalto, con una cabida total de 13 mil metro cuadrados de pavimento.

A partir de allí se inicia oficialmente la transportación aérea en el Zulia, o, los zulianos incorporan a su sistema de transportación un nuevo vehículo que será por muchos años la última palabra en ese servicio.

Sin embargo, comenta el cronista Fernando Guerrero Matheus, el avión no era vehículo desconocido para los habitantes de Maracaibo; hacia mediados de abril 1910 o por esos meses, llegó a Maracaibo el primer avión (un biplano, avión con dos planos de sustentación paralelos). Lo trajo un francés de apellido Roland, Francois Roland. Para esa época la aviación no había salido de su etapa «acrobática».

De ahí el revuelo y entusiasmo  que se produjo entre los habitantes de esta ciudad, cuando en los diarios de la época se publicó la sensacional noticia de que un francés volaría en un biplano por el cielo de la urbe maracaibera.

Lo haría en la radiante mañana de un domingo, siempre y cuando no hubiera amenaza de lluvia; el aparato iniciaría el vuelo al lado Oeste de la Cervecería Zulia, en la prolongación de la Avenida Libertador.

En los anteriores al evento todos hablaban de este tema. Algunos juzgaron a Roland como un héroe y otros lo tildaron como «un loco de remate». La mayoría dudaba de que un aparato tan pesado pudiera elevarse por los aires.

Y llegó el domingo designado para el vuelo de Roland, ante una multitud desbordada, que desde la mañana, a lo largo de esa zona y litoral de Boburitos y Las Playitas. Hubo gritos de entusiasmo y el piloto sonriente subió al aparato. De pronto, la hélice, ubicada detrás del pesado artefacto, giró vertiginosamente, imprimiendo al biplano un convulsivo movimiento; y, súbito, con fuerte viento que estremecía sus dos alas, corrió veloz por la pista trazada de antemano, hasta el sitio donde años después se construyó el cine Vallejo. Al llegar allí el avión se elevó y cruzó en varias direcciones sobre la ciudad.

Fue un espectáculo sin precedente que no olvidaron los de aquella generación.  El gran Udón y otros ilustres poetas cantaron, en versos originales, la impresión del sorpresivo vuelo de Roland y su biplano.

Pero, la emoción duró poco. El segundo vuelo de Roland fue un fracaso. El avión, al llegar al extremo de la pista no se elevó. Cayó pesadamente al agua, cerca de la orilla y allí permaneció el artefacto como un ave rara muerta, mitad en tierra, mitad en el Lago, por dos días consecutivos.

Los hidroaviones
Pocos años después de los vuelos de Roland, cuando ya la aviación había tomado cuerpo y destinos definitivos, se estableció en Maracaibo una empresa de hidroaviones que a su llegada se estacionaban en las aguas al final de Bella Vista, al lado Oeste de la Plaza El Buen Maestro.

Todos los domingos concurrían cientos de personas, para ver ascender, sobre la móvil pista lacustre, los majestuosos hidroaviones.

Una anécdota particular es que en una tarde de domingo, los expectantes habituales que presenciaban la salida de los aviones, observó en uno que se elevaba, a un hombre fuertemente abrazado a uno de los flotadores del hidroavión. Gritaban y hacían señales a los pilotos para que continuaran el ascenso, pero ellos, creyendo que la algarabía y los gestos eran de aplausos y despedida continuaron el vuelo.

La gente se preguntaba: ¿Quién es ese loco? Se va a matar… Es uno a quien apodan «El Judío», de apellido Martheyn. El mecánico de «El Empedrado».

Al fin los pilotos se percataron que algo anormal pasaba; o se dieron cuenta del improvisado pasajero  colgando del flotador. Por una u otra razón resolvieron regresar al punto de partida, donde ya la policía esperaba y arrestó a «El Judío», quien entre carcajadas justificaba su audacia: «es que a mi me encanta la aviación y no me pude contener».

Más tarde la espectacular hazaña del hidroavión destaca a Hermócrates Martheyn como hombre audaz y pintoresco, de quien cualquier cosa podía esperarse en las aventuras temerarias.

Inaugurada la Escuela de Aviación de Maracay, Martheyn es de los primeros en inscribirse, logrando en pocos meses el título de piloto aviador, con altas calificaciones. En cuanto pudo se vino a Maracaibo pilotando uno de los aviones de la Armada Aérea Nacional, quedando así cumplida una de sus más soñadas aspiraciones.

No obstante su incorregible y temeraria devoción por el peligro y contra los pronósticos casi unánimes de sus amigos, admiradores y coterráneos, Hermócrates Martheyn falleció tranquilamente de muerte natural.

Prensa Secretaría de Cultura
Versión María Luisa González
Fotos: Moisés Martínez.


Hermócrates Martheyn





Publicado por: Redacción D58 el: 5/14/2015 11:12:00 a. m. . Categoría: , , , , , , , . Portal Noticias Digital58, 2005-2016. Estos contenidos son para uso exclusivamente editorial. Queda terminantemente prohibida su reproducción con fines publicitarios o comerciales. Si desea utilizar el contenido de esta página web para cualquier otro fin, por favor contáctenos. C.E.: contacto@digital58.com.ve. CONDICIONES DE USO . Leer más.

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