El Síndrome de Down se debe a la presencia de una copia extra del cromosoma 21, pero aún no se conocen los motivos por los que este cromosoma extra desemboca en una compleja gama de efectos, según los científicos, quienes sí creen que existe posibilidad de intervenir en el aprendizaje o defectos del corazón.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 4 de febrero de 2016 (D58).- El Síndrome de Down es una de las anomalías cromosómicas más comunes, que afecta a uno de cada 650 o mil nacidos, unos seis millones en todo el mundo.

La Fundación Ramón Areces y el grupo editorial Nature organizaron este jueves 4 de febrero la jornada «Síndrome de Down. De los mecanismos moleculares a los ensayos clínicos», que previamente presentaron en rueda de prensa varios expertos, quienes hablaron del origen de esta alteración genética y de los prometedores ensayos clínicos ahora en marcha para intentar reducir sus efectos.

Víctor Tybulewicz, del Francis Crick Institute, Mil Hill, en Londres, trabaja en la comprensión de las causas del Síndrome de Down y sus esfuerzos van encaminados a identificar los genes en el cromosoma 21 que causan los distintos aspectos del síndrome.

Se sabe que es debido a la presencia de una copia extra del cromosoma 21, pero no se conocen los motivos que provocan déficit en el aprendizaje y la memoria, defectos cardíacos o el desarrollo temprano de alzhéimer.

La respuesta puede estar en la presencia de una copia adicional de uno de los aproximadamente 230 genes del cromosoma 21, según este científico, quien no obstante señala que «aún se desconoce cuál o cuáles de estos genes es el que está causando el síndrome».

Tybulewicz explicó que él y su equipo han generado cepas de ratón genéticamente modificadas con copias adicionales de genes similares a los del cromosoma 21 humano para reproducir aspectos característicos del síndrome.

Esto permite identificar genes que cuando expresan tres copias dan lugar a los defectos congénitos del corazón, disfunción locomotriz y déficit de aprendizaje y memoria, añade Tybulewicz, quien afirma que su grupo ha ido acotando el número de genes a 39, si bien sospechan que son menos.

Tybulewicz, quien apuntó que en todo caso es más de un gen el implicado, investiga con la genética del ratón, entre otras, las causas de los defectos cardíacos derivados del síndrome.

Para Mara Dierssen, jefa del grupo del laboratorio de Neurobiología Celular y de Sistemas en el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, acotar genes es fundamental para el abordaje farmacológico.

Sus trabajos buscan entender el papel de los genes implicados en enfermedades genéticas humanas complejas como el Síndrome de Down, mediante el uso también de ratones modificados.

«Los últimos avances en el conocimiento de la neurobiología y los procesos de aprendizaje de los pacientes con síndrome han permitido implementar estrategias terapéuticas que se han podido llevar a la práctica clínica».

De hecho, su grupo acaba de terminar un ensayo clínico en fase II (los fármacos pasan por tres fases) con el objetivo de mejorar aspectos cognitivos de estas personas (la fase I demostró cierta eficacia en la memoria a corto y largo plazo). Los resultados «prometedores» del nuevo estudio se publicarán en una revista.

Xavier Liogier D'ardhuy, investigador del Centro de Innovación de Roche en Basilea, Suiza, lidera un trabajo que busca nuevos desarrollos de tratamientos para la discapacidad intelectual: en estos momentos han comenzado ensayos clínicos con adultos, adolescentes y niños.

Por su parte, Alberto Costa, del departamento de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Case Western Reserve, Cleveland (Ohio, EE.UU.), investiga posibles terapias para mejorar la cognición y prevenir el desarrollo del alzhéimer en estas personas.

También tiene en marcha un ensayo clínico en fase II para estudiar el efecto de la memantina -fármaco para tratar los síntomas del alzhéimer- en adolescentes y adultos jóvenes con Síndrome de Down.

«Estos ensayos muestran que el Síndrome de Down no es esa enfermedad que tenemos que dejar de lado porque no tiene tratamiento y porque es demasiado compleja. Estamos viendo que sí hay posibilidades de intervenir de forma más exitosa», resumió Dierssen.

Fuente: EFE
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La ingesta moderada de mariscos retarda el avance del Alzheimer, según un estudio de científicos de la Rush University Medical Center de Chicago, Estados Unidos, publicado en el Journal of the American Medical Association (Jama), este martes 2 de febrero.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 2 de febrero de 2016 (D58).- La ralentización del Alzheimer fue asociada con el consumo de mariscos pese a que éste ha sido relacionado a su vez con la presencia de mayores niveles de mercurio en el cerebro, que no parecen determinar una mayor incidencia de la enfermedad, según el estudio. 

El vínculo entre el mariscos y el mercurio ya estaba establecido, pero la novedad es cómo esa presencia de mercurio en el cerebro afecta a las enfermedades neurodegenerativas.

En las personas que tomaron al menos una ración de mariscos a la semana se encontró menor grado de desarrollo, menor definición y menor extensión de la enfermedad en el cerebro.

El estudio se realizó a través de la autopsia del cerebro de 286 participantes que habían aportado antes de morir sus hábitos alimenticios y que vivieron hasta los 90 años de edad.

«Por lo que nos consta, este es el primer estudio sobre la relación entre la concentración cerebral de mercurio y neuropatologías cerebrales o dietas», explicó Martha Clare Morris, quien lideró la investigación.

«Los pacientes y sus familias deben sentirse esperanzados porque intervenciones como el consumo de marisco les ayuden a reducir las manifestaciones clínicas de la enfermedad del Alzheimer y la demencia», analizaron los doctores Edeltraut Kroger y Robert Laforce Jr., de la Universidad de Laval, en Quebec.

A pesar de las esperanzas infundidas por estas nuevas evidencias, los autores advirtieron que la muestra estudiada fueron adultos de raza blanca no hispanos, por lo que para extrapolar los beneficios a todos los pacientes deberán llevarse a cabo investigaciones a mayor escala.

Fuente: EFE
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Un estudio realizado por expertos del Centro de Investigación de Nutrición y Enfermedades Metábolicas de la Clínica Scripps, en Estados Unidos y publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry indicó que incluir la toronja en nuestra alimentación es fundamental para proteger un órgano tan imprescindible como lo es el corazón, además de otras tres razones importantes sobre todo para la mujer.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 13 de enero de 2016 (D58).- La toronja es un cítrico que tiene varias propiedades que ayudan a desintoxicar el cuerpo y repercuten directamente en nuestra salud. Además, es una fruta con alto contenido de antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento prematuro.

Según el Journal of Agricultural and Food Chemistry, si comemos por lo menos una toronja al día, se logra bajar en un 15,5 % el colesterol malo y en un 27 % los triglicéridos, es decir estaríamos disminuyendo las posibilidades de sufrir un ataque cardíaco.

Otra de las razones para incorporarla a nuestra dieta es porque cuida nuestra piel, por ejemplo: si deseas eliminar esas manchas oscuras de tu piel la toronja puede ser una excelente opción. Sólo debes cortar uno por la mitad, cubrirlo de azúcar y luego frotarlo sobre el área que deseas aclarar.

También lo puedes usar en todo el cuerpo, aunque debes tener precaución con rostro y zonas irritados, ya que funciona como un excelente exfoliante natural.

Si quieres evitar las temibles arrugas, definitivamente debes comerla ya que esta fruta es rica en vitamina C, elemento que permite que tu piel se mantenga firme, tersa y suave si lo consumes frecuentemente. Además, la ingesta de este cítrico estimula la producción de colágeno.

La toronja también funciona como agente adelgazante ya que los compuestos de esta fruta, especialmente la vitamina C, aceleran nuestro metabolismo y permite quemar grasas, además de estabilizar los niveles de azúcar en la sangre. Con esto se produce un aumento de la energía y la disminución del apetito. 

En el análisis se constató que si consumimos la mitad de una toronja antes de cada comida podríamos bajar hasta 1,5 kilos.

Redacción: Morillo, Fátima
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Investigadores japoneses han desarrollado un material ligero, duradero y resistente al fuego hecho a partir de células vegetales y resina que podría emplearse en la fabricación de partes de automóviles, trenes y aviones, informó este martes 12 de enero el diario Asahi.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 12 de enero de 2016 (D58).- Un equipo de la Escuela superior de Biorrecursos de la Universidad de Mie, en el centro de Japón, ha estudiado las funciones de la lignina, un polímero orgánico que se encuentra en las paredes de las células de las plantas y nanofibras de celulosa.

La lignina es un producto residual de la industria papelera que no tiene valor en sí mismo y suele ser quemado.

Utilizándola como elemento base, el grupo ha desarrollado su «compuesto de nanocelulosa de fenol lignina» (LNCC por sus siglas en inglés), que integra completamente las nanofibras de celulosa dentro de la resina, explicó el profesor Masamitsu Funaoka, al frente del equipo, al periódico nipón.

El LNCC se obtiene dejando a las nanofibras de celulosa y a la resina reaccionar unos minutos a temperatura y presión ambiente.

Todas las plantas terrestres pueden utilizarse para producir el compuesto, según apuntó Funaoka.

Los plásticos reforzados con fibras de vidrio (Prfv) actualmente empleado en sectores como el de la automoción son costosos de reciclar, pero este compuesto de nanofibras vegetales podría facilitar las labores de reciclaje.

Sin embargo, los investigadores tienen un reto por delante a la hora de lograr la comercialización del material, dado que la integración de las nanofibras de celulosa solubles en agua en la resina insoluble es un proceso complicado.

Los científicos investigan ahora métodos para lograr una producción en masa del material que lleve a su comercialización.

Fuente: EFE
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Entre otras muchas consecuencias, el infarto de miocardio produce la muerte de un gran número de células del músculo cardiaco –el consabido miocardio–. Y dado que el corazón es incapaz de reemplazar estas células muertas, el paciente se ve abocado en muchos casos a un trasplante de corazón, sin embargo, investigadores de la Universidad de Kioto, Japón, han logrado «fabricar» células miocárdicas a partir de células de la piel que se injertan perfectamente en los corazones infartados.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 9 de enero de 2016 (D58).- El principal problema de las terapias celulares para tratar el infarto se encuentra en la calidad de los injertos, por lo general conglomerados de células miocárdicas en distintas etapas de maduración.

Como recuerdó Shunsuke Funakoshi, director de este estudio publicado en la revista Scientific Reports, «células en distintas etapas de maduración se combinan y se trasplantan juntas. Y según su etapa de maduración, las células cardiacas pueden comportarse de una forma muy diferente».

Así, el objetivo de esta nueva investigación fue identificar cuál es la etapa óptima de maduración de estas células para su uso en la terapia celular del corazón infartado.

Más rápido y eficaz
En el estudio, los investigadores reprogramaron células de la piel en células madre pluripotentes que, a su vez, se diferenciaron en células del miocardio en distintas etapas de maduración.

Posteriormente, los autores trasplantaron las nuevas células miocárdicas en corazones de ratones en los que se había provocado un infarto, observando que aquellas que se habían diferenciado durante 20 días –y ni un día más ni un día menos– tenían las mayores probabilidades de ser aceptadas por el huésped. O dicho de otra manera, el período de maduración óptimo para lograr la máxima viabilidad de un injerto de células miocárdica es de 20 días.

El siguiente paso es establecer si, como sucede en los ratones, este período de estos 20 días de maduración es igualmente óptimo en los seres humanos. Como reconoce el propio Shunsuke Funakoshi, «necesitamos realizar pruebas con animales más grandes que un ratón».

Asimismo, la identificación de la fase de maduración óptima de las células del miocardio permitirá mejorar las actuales terapias celulares para tratar el infarto. No en vano, la identificación de la maduración óptima permitiría que todas las células del injerto resultasen viables, lo que reduciría el número de células requeridas –un número que, a día de hoy, se eleva a varios miles de millones por injerto– y, por tanto, acortaría los tiempos para su producción y trasplante en el paciente.

Fuente: ABC
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Un estudio de la Universidad de Southampton, Reino Unido, descubrió que si se bloquea la inflamación del cerebro, se reducen los problemas de memoria derivados del Alzheimer y se detiene el avance de esta enfermedad neurodegenerativa.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 8 de enero de 2016 (D58).- Esta investigación, liderada por el profesor Diego Gómez-Nicola y publicada por la revista científica Brain, aporta evidencias de que la hinchazón en este órgano está ligada con el desarrollo de la patología, a la vez que permitirá descubrir nuevos fármacos.

Hasta ahora, la mayoría de tratamientos para este tipo de demencia senil se basaban en actuar sobre las placas amiloides del cerebro, características en los pacientes de Alzheimer.

Sin embargo, este hecho podría cambiar dado que los expertos sostuvieron que, cuando se acumulan en este órgano las conocidas como células microglías, se produce una inflamación que conduce a la aparición de la enfermedad.

Para confirmar sus sospechas, analizaron cerebros de personas fallecidas que padecían Alzheimer en los que encontraron «un número elevado» de estas células del sistema inmunitario.

En su estudio, los investigadores proporcionaron a ratones un fármaco que bloquea el receptor CSF1R, el principal responsable del incremento de estas células en el cerebro y de padecer problemas de memoria.
La inhibición del CSF1R en ratones evitó la congestión microglial y la hinchazón del principal órgano del sistema nervioso.

«La aplicación de este fármaco en los roedores dio lugar a una mejoría en la memoria y en las tareas de comportamiento por lo que muestra la eficacia de la inhibición del CSFR1 sobre enfermedades como el Alzheimer», recogió el estudio.

Bloquear la inflamación cerebral, por tanto, causó «una significativa recuperación del déficit de memoria a corto plazo».

Gómez-Nicolas, el director del estudio, apuntó que el siguiente objetivo es trabajar codo con codo con la industria farmacéutica para «encontrar un medicamento seguro y adecuado que se pueda probar en humanos».

Además, este fármaco previene contra la pérdida de comunicación entre diferentes células nerviosas del cerebro, con la que tienen que lidiar todos los que sufren esta enfermedad neurodegenerativa.

Para el profesor en neurociencia de la Universidad de Reading, Mark Dallas, este descubrimiento explicaría «porque los medicamentos destinados a combatir el Alzheimer han tenido tan poco éxito».

Fuente: EFE
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Según expertos del Westside Mount Sinai Dermatology de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, lavarse el cabello con champú depende en gran medida del tipo de cabello que tenga cada uno. Aquellas personas que no utilizan productos para mejorar el peinado como geles, sprays o espumas no tienen la necesidad de lavar a menudo el cabello con champú.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 7 de enero de 2016 (D58).- «No existe una talla única para todas las situaciones. Todo depende del tipo de cabello. Hay algunos que toleran este método mejor que otros», expone Angela Cordero, directora del centro.

Lavar el cabello con productos alternativos a los detergentes contenidos por el champú, desde mezclas caseras con bicarbonato de sodio y vinagre de sidra de manzana a una gran variedad de productos manufacturados que contienen aceites naturales y sin detergentes se ha convertido en una moda actualmente.

Según los expertos, si no se utilizan productos para mejorar el peinado como geles, sprays o espumas, no hay motivo para lavar el pelo con champú a menudo, ya que las proteínas de las que se componen el pelo cubren el cabello y lo protegen (glándula sebácea). 

Sin embargo, sí que existen otras razones por las que es necesario emplear un champú regularmente. Por ejemplo, el cuero cabelludo necesita asearse de la suciedad del ambiente, del sudor seco, de las células muertas de la piel y todo ello precisa de un jabón líquido, ya que los aceites y acondicionadores no eliminan las impurezas del medio ambiente.

Los dermatólogos exponen que quien no utiliza champú con detergente para limpiar el cuero cabelludo corre el riesgo de desarrollar infecciones fúngicas y bacterianas así como irritación o descamación. 

El uso regular del champú habitual también ayuda a controlar y tratar problemas del cuero cabelludo, como la psoriasis, el eccema y la caspa.

Redacción: Morillo, Fátima
Fuente: MuyInteresante
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En un estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, se observa cómo el uso de un anticuerpo diseñado para bloquear la hormona aP2 mejora el mecanismo de la glucosa y reduce la esteatosis hepática. El estudio se realizó primeramente en ratones, el siguiente paso será evaluar en profundidad la eficacia y seguridad de estos anticuerpos en el laboratorio antes de su utilización en seres humanos.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 30 de diciembre de 2015 (D58).- La acumulación de tejido adiposo –es decir, el tejido en el que se depositan los lípidos o grasas– en la obesidad da lugar a un aumento de los niveles de la hormona aP2, lo que a su vez conlleva un incremento del riesgo de desarrollar distintas enfermedades metabólicas, entre otras la diabetes tipo 2 y la esteatosis hepática –comúnmente conocida como hígado graso–. Tal es así que la reducción de los niveles de aP2 debería conllevar una reducción del riesgo para estas enfermedades.

Como explica Gökhan S. Hotamisligil, director de esta investigación publicada en la revista Science Translational Medicine, «nuestro estudio ha posibilitado dos hallazgos importantes. En primer lugar, ha constatado el papel crítico que juega la hormona aP2 en el metabolismo anormal de la glucosa. Y en segundo lugar, ha demostrado que la aP2 puede ser utilizada como una diana efectiva para el tratamiento de la diabetes y de, si bien potencialmente, otras enfermedades inmunometabólicas».

Próximamente en humanos
Numerosas investigaciones previas ya habían demostrado que las personas con obesidad, diabetes y aterosclerosis tienen unos niveles elevados de aP2  –también conocida como proteína de unión a ácidos grasos (FABP4)–, así como que las mutaciones que reducen la concentración de esta hormona dan lugar a una reducción significativa del riesgo de diabetes, dislipidemia y enfermedades cardiovasculares.

Por tanto, el objetivo de este nuevo estudio fue el de evaluar el efecto del bloqueo de aP2 por medio de anticuerpos monoclonales específicamente diseñados en el laboratorio. Y de acuerdo con los resultados, uno de estos nuevos anticuerpos no solo mejoró significativamente la regulación de la glucosa en dos modelos independientes de obesidad en ratones, sino que también se asoció con una reducción significativa de la esteatosis hepática.


Como concluyen los autores, «estos anticuerpos monoclonales tienen el potencial para convertirse en una primera familia de fármacos para combatir las enfermedades metabólicas e inmunometabólicas asociadas a la obesidad».

Fuente: ABC.es
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La combinación de dos fármacos, un antiinflamatorio y otro que actúa sobre la dopamina, puede hacer más eficaz el tratamiento contra el dolor crónico, según un estudio con roedores publicado este lunes 21 de diciembre en la revista Nature Neuroscience.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 22 de diciembre de 2015 (D58).- Los investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad estadounidense de Northwestern descubrieron además que una región del cerebro que controla si nos sentimos contentos o tristes, así como las adicciones, es remodelada por el dolor crónico.

El tratamiento recupera esa región cerebral y reduce de forma drástica los síntomas del dolor en un modelo con animales, indica el estudio.

Al entender la causa que genera tales cambios en el cerebro «fuimos capaces de diseñar un tratamiento corrector que funcionó realmente bien en los modelos con animales». «La cuestión ahora es si funcionará también con humanos», señaló uno de los autores del estudio James Surmeier, para lo que están realizando un test clínico.

El nuevo tratamiento combina un medicamento conocido como L-dopa, y un antiinflamatorio no esteroideo, ambos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos.

Los resultados sugieren que complementar los antiinflamatorios, que es el tratamiento más común contra el dolor, con medicación que activa los receptores de la dopamina o aumenta los niveles de ese neurotransmisor «puede ser más eficaz» para tratar el dolor crónico y prevenir que se cronifique.

Suministrada a roedores con dolor crónico, la combinación de ambas medicinas tiene como objetivo los circuitos cerebrales del núcleo accumbens (una zona del cerebro situada en cada hemisferio) y elimina por completo el comportamiento en los animales del dolor crónico.

El tratamiento tiene «el potencial de prevenir el dolor crónico» si se usa lo suficientemente rápido después de producirse la herida que lo causa, dijeron los científicos.

«Para nosotros fue sorprendente (descubrir) que el dolor crónico realmente reconfigura la zona del cerebro que controla si te sientes contento o triste», señaló Surmeier.

El estudio «muestra que se puede pensar en el dolor crónico como si el cerebro se hiciera adicto al dolor, de hecho el circuito cerebral relacionado con las adicciones está implicado en el proceso del dolor», indicó Apkar Vania Apkarian, otro de los autores del estudio y profesor de la misma universidad.

Los científicos descubrieron que a los pocos días de sufrir una herida que provoca el dolor crónico hay un grupo de neuronas, las cuales se cree que son responsables de las emociones negativas, que se hiperexcitan y refuerzan su conexión con otras zonas del cerebro vinculadas a la percepción del malestar.

El siguiente paso fue dilucidar si este cambio estaba causado por una disminución de un neurotransmisor llamado dopamina.

Cuando los científicos administraron la combinación del antiinflamatorio no esteroide y la L-dopa, que aumenta los niveles de dopamina, se revirtieron los cambios en el cerebro y se paró el dolor crónico en los animales.

Esos resultados establecieron que el dolor crónico «no puede ser visto solo como un fenómeno sensorial sino que está íntimamente relacionado con las emociones», agregó Apkarian.

Fuente: EFE
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El síndrome metabólico, trastorno caracterizado por incrementos de la presión sanguínea, del azúcar en sangre, de los niveles de colesterol y de la grasa abdominal, se asocia con un mayor riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que el sobrepeso y la falta de ejercicio, comunes en las mujeres en la menopausia y postmenopausia, se asocian con un aumento del riesgo de síndrome metabólico en la población femenina en la mediana edad. Así lo muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad Yonsei de Seúl, Corea del Sur, y publicado en la revista Menopause.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 20 de diciembre de 2015 (D58).- Como explica JoAnn V. Pinkerton, directora ejecutiva de la NAMS, «las mujeres tienen mayores dificultades para mantener un peso saludable durante la menopausia y la pos menopausia. Y esta dificultad no se debe sólo a los cambios hormonales, sino también al propio envejecimiento, la pérdida de masa muscular y distintos factores estresantes. Pero como muestra este estudio, es importante que estas mujeres se esfuercen y eviten ganar tanto peso como sea posible».

El sobrepeso aumenta el riesgo
En este estudio, los investigadores analizaron los datos de mil 200 mujeres sanas que en la menopausia o en su primer año tras la menopausia, no recibían tratamiento hormonal sustitutivo.

Y si bien los resultados muestran que ni la menopausia ni la pos menopausia incrementan por sí mismas el riesgo de síndrome metabólico, no sucede así en el caso de las mujeres con sobrepeso o sedentarias. Ni tampoco en aquellas con un bajo nivel educativo o menores recursos económicos.

Concretamente, y comparado frente a un peso normal, el sobrepeso supone cuadruplicar el riesgo de desarrollar síndrome metabólico. Y en el caso de que la mujer padezca obesidad, este riesgo es hasta 12 veces superior.

Por su parte, las mujeres sedentarias tenían un riesgo 1,6 veces mayor de desarrollar el síndrome que aquellas que practicaban ejercicio regularmente.

Es más, el riesgo de padecer el síndrome metabólico y, por tanto, de tener una mayor probabilidad de desarrollar, entre otras patologías, diabetes y enfermedades cardiovasculares también fue superior –1,4 veces más– en las mujeres con menos de 10 años de educación y en aquellas –1,7 veces más– con menores recursos económicos.

Hay que evitar levantar peso
En definitiva, ganar peso durante la peri menopausia o en el primer año de postmenopausia puede conllevar aspectos muy nocivos para la salud de la mujer.

La pregunta entonces es: ¿cómo evitar esta ganancia de peso? Y la respuesta es simple. «Para empezar, hay que comer menos», apunta la doctora Pinkerton, «pues si las mujeres siguen comiendo lo mismo y no aumentan su actividad física cuando su metabolismo está disminuyendo, acabarán inevitablemente aumentando de peso».


Pero hay que ir más allá, como concluyen los autores del estudio, «debe promoverse la práctica de ejercicio antes de la menopausia, así como medidas políticas que cubran las necesidades de salud de las mujeres con menor solvencia económica».

Fuente: ABC.es
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Un grupo de expertos, liderados por Raúl Méndez, del Instituto de Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps), y Mercedes Fernández, del mismo Instituto de Barcelona, señalan la proteína CPEB4 como la molécula a inhabilitar para evitar la generación de nuevos vasos sanguíneos anómalos asociados a la cirrosis. Los resultados del estudio fueron publicados en la última edición de «Gastroenterology».


Maracaibo, Zulia, Venezuela, 15 de diciembre de 2015 (D58).- La angiogénesis patológica es una de las complicaciones más importantes en pacientes con cirrosis y un factor clave en el desarrollo y agravamiento de la enfermedad. En los países occidentales, la cirrosis hepática se encuentra entre las primeras 10 causas de muerte en adultos.

Es una enfermedad muy frecuente en España y la primera causa de trasplante hepático en nuestro país. Representa un alto índice de ingresos hospitalarios y consumo de recursos sanitarios debido a las complicaciones que se producen en las fases avanzadas de la enfermedad.

Efecto reparador
La cirrosis es una lesión crónica del hígado caracterizada por la acumulación de cicatrices (nódulos fibrosos) en el tejido que interfieren en la estructura y el funcionamiento normal del órgano. Las principales causas de las lesiones hepáticas crónicas son el alcoholismo, la hepatitis C y, en número creciente, la obesidad.

El cúmulo de cicatrices complica la circulación de la sangre a través del hígado, generando hipertensión portal (de la vena porta). Para liberar presión en la vena, se generan vasos sanguíneos colaterales, fuera del hígado. El problema entonces es doble, primero porque todavía llega menos sangre al hígado, lo que genera más daño hepático y además los vasos son de mala calidad (angiogénesis patológica).

«Las células hepáticas intentan reparar las lesiones pero el modo en que lo hacen acaba siendo fatal para el órgano. Es un círculo que se va amplificando y que acaba siendo muy crítico para la vida de los pacientes. Además, los vasos colaterales forman varices en el esófago y estómago de los pacientes con cirrosis; estas varices son muy frágiles y son propensas a romperse causando hemorragias intensas y muy difíciles de parar», explica Fernández, colíder del estudio. «Por ello, una terapia dirigida a revertir los vasos patológicos, que no existe hoy por hoy, sería eficiente», añade.

Señal llamada CPEB4
La principal proteína efectora en la generación de vasos sanguíneos es VEGF (vascular endothelial growth factor). «Todos los fármacos actuales que buscan evitar la neovascularización se basan en inhibir VEGF o sus receptores, pero el problema es que atacando esta proteína de forma indiscriminada inhabilitas la generación normal de vasos, con lo que los efectos adversos son intolerables», afirma Méndez.

A raíz de un estudio anterior publicado en «Nature Medicine», Méndez ya había descubierto junto a investigadores del Hospital del Mar de Barcelona que las CPEB intervienen en la generación de vasos sanguíneos en cáncer de páncreas y cerebro. Dada la urgencia de encontrar nuevas señales para la angiogénesis patológica, Méndez y Fernández iniciaron una colaboración para estudiar el papel de CPEB4 en angiogénesis patológica en el contexto de la cirrosis, donde la neovascularización es muy abundante.

«Lo más bonito del trabajo es que demostramos que interfiriendo en las proteínas CPEB4 eliminamos únicamente la formación de vasos patológicos, mientras que la vascularización positiva se mantiene intacta», señala Méndez. Los experimentos en células en vitro, en modelos animales y en muestras procedentes de pacientes con cirrosis han revelado los mecanismos moleculares por los que el aumento de la CPEB4 favorece la sobreexpresión de VEGF en cirrosis.

Cáncer de hígado
El círculo reparador en el que entra el hígado empeora tanto la situación que provoca que los nódulos de regeneración, con altos niveles de CPEB4, acaben formando hepatocarcinomas, sostienen los investigadores.

En este contexto, la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc) ha otorgado más de un millón de euros al tándem Méndez-Fernández, quienes junto con Jordi Bruix del IDIBAPS-Hospital Clínic, trabajarán de forma coordinada para desentrañar el papel de esta molécula y proponer un tratamiento para los hepatocarcinomas, el principal cáncer de hígado y la tercera causa de muerte por cáncer en todo el mundo, con una tasa de supervivencia a los cinco años inferior al 10%.


En paralelo, el laboratorio de Méndez en el IRB Barcelona tiene en marcha un proyecto de investigación de inhibidores de CPEB4. El año pasado consiguieron revelar las estructuras atómicas de estas proteínas, paso previo al diseño computacional de inhibidores, que están desarrollando en colaboración con Modesto Orozco en el mismo centro.

Fuente: ABC.es
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El consumo de antidepresivos durante el embarazo se asocia con un mayor riesgo de autismo para el neonato. Así lo muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Montreal, Canadá y publicado en la revista JAMA Pediatrics.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 14 de diciembre de 2015 (D58).- En el estudio se alerta que tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre de embarazo puede incrementar en hasta un 87 % el riesgo de que el futuro hijo desarrolle durante la infancia un trastorno del espectro autista (TEA) –entre otros trastornos, autismo, autismo atípico y síndrome de Asperger.

Anick Bérard, directora de la investigación, explica: «si bien las causas por las que se produce el autismo permanecen desconocidas, numerosos estudios han mostrado que puede obedecer a causa tanto genéticas como ambientales. Y ahora, nuestros resultados han demostrado que tomar antidepresivos durante el segundo o tercer trimestre de la gestación prácticamente duplica el riesgo de que el niño sea diagnosticado de autismo al cumplir la edad de siete años. Una asociación que se produce sobre todo en el caso de que la futura madre tome un tipo concreto de antidepresivos como son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)».

Más niños
Para llevar a cabo el estudio, los autores analizaron los datos de 145 mil 456 niños nacidos entre los años 1998 y 2009 en la provincia canadiense de Quebec. Y de estos niños, un total de 1.054 habían sido diagnosticados de un TEA, sobre todo varones –en una proporción de cuatro a uno con respecto a las niñas–. La edad promedio en el momento del diagnóstico del TEA fue de entre 4 y 6 años.

La cifra de niños nacidos de madres que tomaron antidepresivos durante el embarazo se estableció en 4 mil 724: 4 mil 200 durante el primer trimestre, de los que 40 fueron diagnosticados de un TEA; y 2 mil 352 durante el segundo y/o tercer trimestre, detectándose un TEA en 31 de estos.

Como apunta la profesora Bérard, «la elección del segundo o tercer trimestre de embarazo en nuestro estudio se explica por qué es durante este período cuando tiene lugar la fase crítica del desarrollo cerebral del bebé».

El análisis estadístico de los resultados mostró que el uso de antidepresivos en el segundo y/o tercer trimestre de la gestación se asoció con un aumento del riesgo del 87 % de que el futuro hijo desarrollara un TEA durante su infancia. Un riesgo, sin embargo, que no se vio incrementado en el caso de la toma de antidepresivos durante el primer trimestre de embarazo o durante los 12 meses previos a la concepción.

Hasta un 10 % de las embarazadas
Es más; el incremento del riesgo de TEA fue mayor en caso de la toma de más de una clase distinta de antidepresivos durante el segundo y/o tercer trimestre, situación que se observó en cinco de los 31 niños y, sobre todo, con el tratamiento con ISRS –22 casos–. 

Y es que como indica la profesora Bérard: «algunas clases de antidepresivos que actúan inhibiendo la serotonina, como sucede en el caso de los ISRS, pueden tener un impacto negativo sobre la capacidad del cerebro de desarrollarse completamente en el útero».

Los autores concluyen: «nuestros hallazgos son muy relevantes dado que un 6 y un 10 % de las mujeres embarazadas toman antidepresivos para tratar su depresión».


Fuente: ABC.es
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Geofísicos de la Universidad de Harvard aseguran que en los últimos 100 años la duración del día se ha incrementado en una milésima de segundo, según el estudio que realizaron. Al parecer, el fenómeno es provocado por una aparente reducción en la velocidad de rotación del eje terrestre en respuesta al deshielo de los glaciares, así lo reseñó el diario The Guardian.

Maracaibo, Zulia, Venezuela, 14 de diciembre de 2015 (D58).- La reciente investigación publicada en la revista Science Advances, resalta que el ritmo acelerado con el que vienen derritiéndose los polos podría provocar que al menos cinco milisegundos se añadan a cada día a lo largo de este siglo.

Al mismo tiempo, el eje de la Tierra podría moverse alrededor de un centímetro como resultado del desplazamiento de las aguas desde los extremos del planeta hacia el ecuador terrestre.

«El período de un día es hoy una milésima de segundo más largo que hace un siglo, y se acelerará a medida que aumente la fusión de los glaciares», explicó Jerry Mitrovica, profesor de Geofísica en la Universidad de Harvard y líder de la investigación.

Los científicos basaron el estudio en el trabajo realizado por el oceanógrafo Walter Munk en el 2002 acerca del impacto del deshielo glacial y el calentamiento global que había determinado que el aumento promedio del nivel del mar durante el siglo XX había sido de dos milímetros cada año. 

Sin embargo, el equipo de investigación de Harvard, encontró incongruencias es sus cálculos y determinó que el aumento real oscilaba entre 1 y 1,5 milímetro.


Fuente: RT
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