Investigadores hallaron proteína clave para tratar la cirrosis
Un grupo de expertos, liderados por Raúl Méndez, del Instituto de
Investigación Biomédica August Pi i Sunyer (Idibaps), y Mercedes Fernández, del
mismo Instituto de Barcelona, señalan la proteína CPEB4 como la molécula a
inhabilitar para evitar la generación de nuevos vasos sanguíneos anómalos
asociados a la cirrosis. Los resultados del estudio fueron publicados en la última edición de «Gastroenterology».
Maracaibo, Zulia, Venezuela, 15 de diciembre de 2015 (D58).- La
angiogénesis patológica es una de las complicaciones más importantes en
pacientes con cirrosis y un factor clave en el desarrollo y agravamiento de la
enfermedad. En los países occidentales, la cirrosis hepática se encuentra entre
las primeras 10 causas de muerte en adultos.
Es una enfermedad muy frecuente en España y la primera causa de trasplante
hepático en nuestro país. Representa un alto índice de ingresos hospitalarios y
consumo de recursos sanitarios debido a las complicaciones que se producen en
las fases avanzadas de la enfermedad.
Efecto reparador
La cirrosis es una lesión crónica del hígado caracterizada por la
acumulación de cicatrices (nódulos fibrosos) en el tejido que interfieren en la
estructura y el funcionamiento normal del órgano. Las principales causas de las
lesiones hepáticas crónicas son el alcoholismo, la hepatitis C y, en número
creciente, la obesidad.
El cúmulo de cicatrices complica la circulación de la sangre a través del
hígado, generando hipertensión portal (de la vena porta). Para liberar presión
en la vena, se generan vasos sanguíneos colaterales, fuera del hígado. El
problema entonces es doble, primero porque todavía llega menos sangre al
hígado, lo que genera más daño hepático y además los vasos son de mala calidad
(angiogénesis patológica).
«Las células hepáticas intentan reparar las lesiones pero el modo en que lo
hacen acaba siendo fatal para el órgano. Es un círculo que se va amplificando y
que acaba siendo muy crítico para la vida de los pacientes. Además, los vasos
colaterales forman varices en el esófago y estómago de los pacientes con
cirrosis; estas varices son muy frágiles y son propensas a romperse causando
hemorragias intensas y muy difíciles de parar», explica Fernández, colíder del
estudio. «Por ello, una terapia dirigida a revertir los vasos patológicos, que
no existe hoy por hoy, sería eficiente», añade.
Señal llamada CPEB4
La principal proteína efectora en la generación de vasos sanguíneos es VEGF
(vascular endothelial growth factor). «Todos los fármacos actuales que buscan
evitar la neovascularización se basan en inhibir VEGF o sus receptores, pero el
problema es que atacando esta proteína de forma indiscriminada inhabilitas la
generación normal de vasos, con lo que los efectos adversos son intolerables»,
afirma Méndez.
A raíz de un estudio anterior publicado en «Nature Medicine», Méndez ya
había descubierto junto a investigadores del Hospital del Mar de Barcelona que
las CPEB intervienen en la generación de vasos sanguíneos en cáncer de páncreas
y cerebro. Dada la urgencia de encontrar nuevas señales para la angiogénesis
patológica, Méndez y Fernández iniciaron una colaboración para estudiar el
papel de CPEB4 en angiogénesis patológica en el contexto de la cirrosis, donde
la neovascularización es muy abundante.
«Lo más bonito del trabajo es que demostramos que interfiriendo en las
proteínas CPEB4 eliminamos únicamente la formación de vasos patológicos,
mientras que la vascularización positiva se mantiene intacta», señala Méndez.
Los experimentos en células en vitro, en modelos animales y en muestras
procedentes de pacientes con cirrosis han revelado los mecanismos moleculares
por los que el aumento de la CPEB4 favorece la sobreexpresión de VEGF en
cirrosis.
Cáncer de hígado
El círculo reparador en el que entra el hígado empeora tanto la situación
que provoca que los nódulos de regeneración, con altos niveles de CPEB4, acaben
formando hepatocarcinomas, sostienen los investigadores.
En este contexto, la Asociación Española Contra el Cáncer (Aecc) ha otorgado
más de un millón de euros al tándem Méndez-Fernández, quienes junto con Jordi
Bruix del IDIBAPS-Hospital Clínic, trabajarán de forma coordinada para
desentrañar el papel de esta molécula y proponer un tratamiento para los
hepatocarcinomas, el principal cáncer de hígado y la tercera causa de muerte
por cáncer en todo el mundo, con una tasa de supervivencia a los cinco años
inferior al 10%.
En paralelo, el laboratorio de Méndez en el IRB Barcelona tiene en marcha
un proyecto de investigación de inhibidores de CPEB4. El año pasado
consiguieron revelar las estructuras atómicas de estas proteínas, paso previo
al diseño computacional de inhibidores, que están desarrollando en colaboración
con Modesto Orozco en el mismo centro.
Fuente: ABC.es
Foto: Referencial
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Publicado por: Redacción D58
el:
12/15/2015 10:39:00 p. m.
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muy interesante esta información espero que la misma sea leída por los hepatologos de Venezuela.